miércoles, 9 de marzo de 2016

" CON BESOS Y A LO LOCO..."

 


A unos labios:
Acartonados. Secos. Los labios sin sus besos, de cartón piedra se vuelven.

Miradas, inconscientemente conscientes. De los ojos a los labios, o de estos a las pupilas... dependiendo de la altura del susodicho. En mi caso (metro y medio a lo sumo) mi suerte es un sutil gesto y ¡ zas, me los encuentro!

Y vistos así, desde esa perspectiva, los labios del congénere son como si tuvieran vida propia. No ves nada más, sólo como se mueven, su asimetria, el relucir en la sonrisa de la perla de los dientes, como respiran y se silencian, coquetos se juntan y juegan seductores, la sonrisa de medio lao (izquierdo) y su hoyito que le acompaña,...

Cerca. Cada vez más cerca. Te atrapan. Falta tan poco... Y mi cámara lenta, racional, se acelera. Puñetero caso le hago... ¡Qué demonio! Una visagra interna abre los mios para recogerlos. No respiro.

¡ Ahhhh...Ya sabéis las sensaciones !. Tu soledad labial, se extingue. Se crearon para eso, para adaptarse, acloparse, absorberse, morderse, chuparse, saborearse... y adentrarse. Y una vez allí, los labios son simples dinteles que dan paso a paisajes calientes, húmedos, abruptos... Con sus colinas y valles, sus ríos fluyentes.

Te conviertes en investigador, aventurero, antropólogo,... de paisajes fluctuosos, deseosos de ser conocidos, compartidos y amados. 

Besos, prolegómenos de antecámara que auguran viajes de riesgo (ejem... ¿laboral?) a lo más profundo de tu ánima.
 
*Ánima significa en latín alma; en la psicología analítica de Carl Gustav Jung alude a «las imágenes arquetípicas de lo eterno femenino en el inconsciente de un hombre, que forman un vínculo entre la consciencia del yo y el inconsciente colectivo, abriendo potencialmente una vía hacia el sí-mismo».1 (Wikipedia).